Como todos los años, entrado ya el verano, comienzan a verse por nuestras costas, los primeros bancos de dorados o llampugas. Normalmente se comienzan a ver a unas millas de costa y las primeras capturas se realizan desde barco, ya sea a curricán, spinning, popping, jigging, carnada …..Finalizando el verano, es el momento en el que estos fantásticos pelágicos, se acercan a costa y podemos tratar de pescarlos desde tierra.
Al ser una especie migratoria, tendremos solo unas cuantas semanas para poder pescarlos y tendremos que buscar las zonas más querenciosas donde poder encontrarlos. Buscaremos pesqueros donde tengamos mucha profundidad, siempre lo más adentrados en el mar.
Por desgracia, suelen ser escasos y de difícil acceso, lo que provoca en ocasiones, masificaciones de pescadores en la misma zona. Por ello, tendremos que madrugar y estar en el pesquero lo antes posible para intentar asegurarnos un buen puesto de pesca. En ocasiones, hasta se hace noche en el pesquero para poder pescar al día siguiente. Una locura, ¿verdad? Pero sí, es “la locura del dorado”. Esa locura que nos invade a todos los amantes del spinning, por tener al otro lado de la línea uno de estos espectaculares animales.
El tamaño de los dorados que se pescan en Canarias es superior a los pescados en aguas mediterráneas, habiéndose llegado a pescar desde tierra dorados de hasta 26 kilos. Por lo general, los primeros en pescarse suelen ser de gran tamaño y a medida que van pasando las semanas, suelen entrar más pequeños, pero en mayor cantidad. Cuando hablo de pequeños, me refiero a pesos ente los 3 y los 9 kilogramos, que para un pescador de spinning, ya son buenas capturas.
Para pescarlos a spinning, utilizaremos cañas con acción entre los 20 y 120 gramos normalmente. Cañas potentes para lanzar grandes señuelos que atraigan a estos grandes depredadores. Podemos tratar de capturarlos también con equipos de lance ligero, pero si clavamos alguno grande, seguramente acabemos perdiéndolo y perdiendo el señuelo también. Siempre trataremos de utilizar anzuelos o poteras reforzadas, ya que la mayoría de las que vienen de serie, en muchos señuelos, dejan mucho que desear y acabaran abriéndose al clavar o en la pelea.
En lo referente al carrete, podremos utilizar desde un 4000 hasta un 8000. Carretes con rápida recogida y capaces de albergar mínimo 200m de línea.
Se pueden utilizar equipos más grandes, pero lógicamente, nuestros brazos y hombros se irán resintiendo en largas jornadas de pesca. Un pomo de combate en la manivela del carrete nos ayudará en la recogida y a la hora de trabajar una captura.
La líneas que utilizaremos serán sedas entre 0.22 y 0.30 milímetros. A la línea uniremos bajos de grosores entre el 0.40 y 0.80. Yo suelo usar fluorocarbono que siempre me ha dado buenos resultados. El bajo será de al menos 1 metro de longitud, ya que es normal el roce con las piedras de la orilla, cuando tenemos una captura, evitando que la seda corte al primer contacto con una de ellas.
En lo referente a señuelos, tenemos un amplio abanico donde elegir. Los dorados son grandes depredadores y si están de cacería, atacarán a la mayoría de los señuelos sin distinción. Lo más utilizado son los poppers y señuelos de superficie tipo ranger, que rompiendo el agua con chapoteos, les llamen la atención. Cuanto más ruidosos y escandalosos más los atraerán.
Señuelos tipo minnow funcionan muy bien, sobre todo a medida que va avanzando la temporada y los dorados se muestran más recelosos a la hora de atacar en superficie, pero como dijimos anteriormente, preferibles con poteras reforzadas. También podemos utilizar señuelos de jigging entre 60 y 120 gramos con los que alcanzaremos grandes distancias en el lance y que recogeremos linealmente casi por la superficie del agua.
Cuando tenemos el ataque de uno de estos grandes depredadores, deberemos afirmar la clavada de los anzuelos fuertemente, de no ser así, seguramente el dorado conseguirá zafarse de nuestro señuelo en uno de sus espectaculares saltos. Deberemos estar atentos y prever cuándo va a saltar fuera del agua para bajar nuestra caña en el momento del salto, evitando que se destense la línea.
No nos olvidemos de llevar protección para el sol, desde crema solar a ropa adecuada y gafas polarizadas que protejan nuestros ojos y eviten los reflejos en el agua, permitiéndonos ver mejor los señuelos y los peces.
Quisiera terminar este artículo haciendo un llamamiento a la educación y el civismo en los pesqueros en época de dorados. Por un lado, apelar al compañerismo y cuando entra un banco de dorados en un pesquero, respetar la postura del compañero, lanzar recto y tratar de no cruzar líneas.
Una vez se clava un dorado, es impredecible saber hacia dónde puede correr o saltar y a veces es inevitable que salte sobre otras líneas. Pero, lanzar sobre la línea de un compañero que ya tiene una pieza clavada es de ser muy poco compañero, ya que lo único que conseguiremos es que nuestro compañero pierda su pez, el señuelo y, en la mayoría de los casos, el nuestro propio.
Si en los primeros lances vemos que no conseguimos que ataquen nuestros señuelos, lo más cortés sería que dejásemos nuestra caña y ayudásemos a nuestro compañero a sacar su captura del agua. Os aseguro, que ayudar a un compañero es igual de gratificante que capturar un pez, ya que la alegría se comparte y multiplica.
Y por supuesto, hacer un llamamiento para mantener limpios nuestros pesqueros, por favor. Es bochornoso ver cómo se llenan de basura justo en la temporada de los dorados. Lugares bellísimos y limpios durante meses que se llenan de basura con la llegada de los “pescadores de temporada”, provocando la indignación de los pescadores que acudimos a menudo a estos lugares.
No se ensucian por turistas, no, sino por pescadores aunque… no sé si se les podría llamar así cuando destruyen, precisamente, los sitios donde practicamos nuestro deporte favorito. Jamás entenderé cómo alguien que es capaz de cargar con dos litros de agua hasta el pesquero (dos kilogramos de peso) no es capaz de subir la misma botella vacía pesando menos de cien gramos y tirarla a la basura, prefiriendo dejarla tirada o quemarla y dejar toda la roca marcada.
TRATEMOS DE DEJAR LOS PESQUEROS, SINO MÁS LIMPIOS, AL MENOS IGUAL QUE LOS ENCONTRAMOS. Estamos destruyendo nuestros océanos, no destruyamos también nuestras costas y pensemos un poco en las futuras generaciones de nuevos e ilusionados pescadores, que de seguir así, no llegarán a poder disfrutar de este maravilloso deporte que nosotros sí hemos podido disfrutar.
Si algún día tengo nietos me gustaría poder compartir con ellos jornadas de pesca. No me gustaría tener que contarle únicamente cómo era la pesca antes de desaparecer.
Llegados hasta aquí, solo me queda desearos mucha suerte y espero que estas líneas, al menos, os hayan animado a intentar capturar uno de estos excepcionales depredadores que nos engancharán con sus ataques y sus espectaculares saltos fuera del agua .Y recuerda, siempre, pesca responsable. ¡Buena pesca!
Daniel Cerezal