Se tiene constancia que sobre el año 1600 en Japón se hacían peces artesanos con distintos tipos de maderas del país, lastrándolos con una moneda o trozo de metal aún sin acuñar y que con estos señuelos se empezaron hacer las primeras coronas artesanas. Por suerte, he podido tener en mis manos algunos de los ejemplares de aquella época y poder ver y comparar con ellas la evolución tanto en perfeccionamiento como en materiales para su fabricación.
Las coronas son las responsables de hacer posible este tipo de pesca, ya que son las encargadas de “sujetar” sin desgarrar los suaves tentáculos de los cefalópodos. El señuelo en sí mismo, sin las coronas, con anzuelos simples, haría que fuera imposible o al menos, extremadamente difícil el poder sacar una presa.

De las que hoy podemos disfrutar saber que hay distintos tipos de materiales, como agujas de tatuar o alfileres, siendo el más utilizado el acero inoxidable. En cuanto a tamaños de agujas, con éstas últimas se utilizan distintos tipos de grosores para diferentes tamaños de poteras, que suelen ir desde 0.30mm hasta 0.70mm de grosor dependiendo, como digo, del tamaño de la potera.
Para la fabricación en sí se utilizan alicates, alicates de corte, soldador de estaño, flux de soldadura, estaño con un porcentaje en plata, conectores eléctricos, palos de fibra, varillas de acero inoxidable, útiles para doblar las agujas a 90º. Para darle su forma utilizaremos útiles o alicates curvos, la mayoría de estos materiales se pueden encontrar en ferreterías, otros los tendremos que fabricar nosotros mismos como los útiles para doblar las agujas a 90º. Las coronas pueden ser huecas para añadirle el palito de fibra o fija a la varilla de inoxidable. En un próximo artículo os contaremos paso a paso cómo hacer vuestras propias coronas artesanas.


Donde más se utilizan coronas artesanas es en el norte de la España peninsular, ya que es la cuna de la artesanía, todos los años en los meses de verano tienen una cita con el chipirón, en la que se ve la diferencia de llevar una corona artesana a no llevarla. Su eficacia viene del afilado de las agujas que nada tiene que ver con las industriales. A lo largo de los años se empezaron a utilizar en poteras más grandes como las de 3.5 pero, como todo, esto va a base de gustos, hay personas que dicen que no marca diferencia y otras muchas que hay una gran diferencia al utilizar una corona artesana. Sea como sea, las coronas artesanas, por su afilado, por el estudio del artesano proporcionando el acero adecuado en resistencia, son sin duda más apreciadas y valoradas por los expertos pescadores de Eging.
Pablo Aparicio Rubio.