Nos encontramos ante una modalidad en auge ante los amantes de la pesca en vertical con señuelos artificiales: el microjigging o jigging llevada a una extrema ligereza, con esto hago hincapié puesto que usaremos señuelos que van desde los 10 hasta, máximo, 40 gramos. Se puede practicar tanto desde embarcaciones como kayaks, stand-up, etc.

Tocando el tema del equipamiento comenzaremos por lo básico, la caña. A la hora de elegir nuestra caña para micro-jigging buscaremos una bastante parabólica algo similar a una caña de slow-jigging pero con una gran reserva de potencia de media caña hacia la empuñadura que hará que tengamos una mayor sensibilidad y reacción sobre el señuelo. En esta técnica gran parte de las picadas se producen en la caída, dándose lugar carreras imparables de “pequeños demonios” que nos comen a media agua como jureles (GT Canario) o “pequeñas” serviolas que entre otras especies serán las más buscadas para poder poner nuestros equipos al límite. 

Continuando con la elección de la caña, en cuanto a acción se refiere, para este tipo de pesca lo máximo a recomendar es que sea 80/100 gr para así poder trabajar perfectamente con 40 gramos (acciones o gramaje para pescar en aguas medio profundas entre unos 50/80 metros). 

En el caso de ir a una pesca de unos 30/40 metros hablaríamos del uso de cañas de acción máxima de 40/50gr. ¡De ahí para abajo! 

Tema carrete, uno de los mayores dilemas entre los compañeros que se inician en esta modalidad. Lo ideal es que sea un ratio igual o inferior a 5.0:1. ¿Por qué? Pues porque con un carrete sucede como con la caja de cambio de un coche, a menor marcha mayor fuerza y en el carrete sucede lo mismo, a menor vuelta de pick-up por vuelta de manivela (ratio) mayor fuerza de arrastre tendrá el carrete. Aclarado esto decir que el tamaño dependerá un poco de la marca pero lo más común es usar un 2500/3000 o 4000. Si vamos a usar acciones ligeras hasta 30/40gr un 2500/3000 yendo así sobrados en capacidad y freno en la mayoría de modelos del mercado y ya para gramajes de 80/100 gramos un tamaño 4000. 

Dependiendo del carrete y la caña que hayamos elegido nos centraremos en las líneas, principalmente la del carrete 4/8 hebras diferencia clara que nos hará decantarnos por una u otra es la tardanza en caída además de su resistencia al roce. En el caso de la 4 hebras tenemos una mayor resistencia al roce y más rapidez a la hora de la caída del señuelo debido a su ligereza frente a la 8 hebras. Esta última, nos da un poco menos de resistencia al roce debido a su sedosidad por el aumento de hebras pero nos sube los kilos de aguante en tensión frente a la primera. Deberemos elegir dependiendo de en qué lugares vayamos a pescar y qué tipos de especies porque si las zonas son poco rocosas y las especies más abundantes son de tipo carángido como los jureles, las serviolas o anjovas, recomendaría más una 8 hebras (x8), pero si lo que buscamos son espáridos tipo samas, dentones, bocinegros, brecas, etc, sugeriría una 4 hebras (x4) para que en caso de apurar un poco el equipo con alguna captura más subida de tamaño poder trabajarla sin miedo.

Por otra parte, el bajo de línea… mis compañeros de pesca y yo tenemos un pequeño debate con esto, pues, es cierto que hay días en los que el pescado no se encuentra con ansias de comer, lo que te obliga a llevar el fluorocarbono a diámetros de risa. En estos casos usamos un 0.28 ó 0.30mm, dándose a veces entre picadas alguna rotura por algún depredador de un tamaño más considerable de lo pensado que te coge desprevenido. Esos diámetros finos son para cuando vamos a realizar la pesca en menos de 50 metros. 

Sin embargo, cuando ya queramos usar un poco más de gramaje en más profundidad lo más común y aconsejable es usar un 0.37/0.40 mm. 

Y por último, lo que suele crear más controversia, el señuelo a usar. Tenemos diferentes tipos entre los cuales destaca uno de los más usados y más llamativos para esta técnica, los que están hechos con tungsteno, un material más denso que el plomo, puesto que tiene mayor peso a menor volumen, dando como resultado un señuelo de mismo peso que uno de plomo o aleación pero con menor tamaño tanto en largo como ancho. 

A la hora de elegir colores o tipos ya es   algo un poco más objetivo. Sí es cierto que en aguas poco profundas los colores naturales siempre van a ser un poco más efectivos pero también van a depender, como  en las pescas realizadas desde costa con artificiales de temas meteorológicos, puesto que si está lloviendo no vamos a poner un señuelo que haga mucho ruido bajo el agua sino tiraremos hacia alguno que nos proporcione mayor atracción a través de los destellos que pueda desprender. Además, en aguas turbias o en las que se encuentre movimiento en el fondo, sobre todo en los rocosos, recomendaremos los colores dorados. Para la búsqueda de espáridos, como las samas, el color rosa y sus derivados. 

Es cierto que los señuelos de este nuevo material que ha llegado en los señuelos junto a esta modalidad son algo más caros en comparación a los que están hechos de otros materiales, pero hay que dejar claro que hay una diferencia de efectividad notable de cuando usamos uno de éstos a cuando no. 

Otra cosa que por añadir es el uso de los assits con flash o pelo reflectante para mayor efectividad. Es cierto que en las modalidades más pesadas es algo un poco más opcional pero creo en éstas es algo necesario aumentar el rango de picadas. En mis señuelos, por ejemplo, no faltan.

Para terminar con el montaje de nuestro equipo, hay algo que tanto yo como mis compañeros usamos y recomendamos a aquellos que se inician en esta modalidad  y es el uso de un giratorio para evitar que el trenzado nos dé vueltas sobre sí mismo. Junto a  una grapa rápida tipo quicklink para realizar el cambio de artificiales con facilidad podremos probar el mayor número de señuelos posibles y no cerrar puertas a la hora de cegarnos con un modelo o color específico puesto que lo que caracteriza a esta modalidad son las “especies sorpresa” que pueden salir para sorprendernos.

Oliver Ávila