El atún es uno de los pescados más populares y consumidos en todo el mundo, presente en platos tradicionales y en la alta gastronomía. Sin embargo, detrás de su éxito comercial se esconde un complejo entramado de especies, actores y desafíos que conforman la industria atunera.

Existen varias especies de atún que destacan por su valor y demanda en los mercados internacionales. Entre ellas, las más conocidas son el atún rojo, el atún blanco (también llamado albacora), el atún listado y el atún patudo. Cada una tiene características específicas, hábitats diferentes y niveles distintos de explotación. El atún rojo, por ejemplo, es muy apreciado en Japón y Europa, pero su población está en peligro debido a la sobrepesca.
La industria atunera está compuesta por diversos actores: desde las flotas pesqueras que capturan los ejemplares en alta mar, hasta las empresas procesadoras y distribuidoras que llevan el producto a los consumidores finales. Además, organizaciones internacionales como la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) trabajan para gestionar las cuotas de pesca y promover prácticas sostenibles.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta esta industria es la pesca ilegal e no regulada, que contribuye a la sobreexplotación de las especies y pone en riesgo los ecosistemas marinos. La adopción de medidas responsables, como certificaciones sostenibles y cuotas controladas, resulta fundamental para garantizar la conservación del recurso.

Conocer quién es quién en el mundo del atún ayuda a valorar mejor este recurso vital y fomenta prácticas responsables que protejan tanto a las especies como a los ecosistemas marinos. Solo así será posible asegurar un futuro sostenible para esta preciada especie y mantener su presencia en nuestras mesas por generaciones venideras.




Las compañías que integran la flota dedicada al atún tropical operan en diferentes regiones del mundo, incluyendo el Atlántico, el Índico y el Pacífico, así como en puertos situados en África y América. España y Francia representan aproximadamente el 10 % de la pesca mundial de atunes tropicales, según datos de Opagac, la organización que agrupa a 47 cerqueros y nueve empresas armadoras que capturan unas 280.000 toneladas anuales. Entre sus miembros destacados se encuentran Bolton (Isabel), Nauterra (Calvo) y Albacora (Salica y Campos). La compañía Albacora, con sede en Bermeo (Vizcaya), cuenta con 17 atuneros —además de barcos de apoyo— que operan en los tres océanos; además, posee 25 sociedades y divisiones conserveras tanto en España como en Ecuador. En 2023, generó unos ingresos de 500 millones de euros, creando alrededor de 3.000 empleos directos y 10.000 indirectos, en un año considerado positivo para la firma, según declaraciones de su CEO, Alfonso Beitia.

Beitia ha destacado que la competencia global en el sector se intensifica cada vez más en un mercado sin regulación clara. Flotas provenientes de países asiáticos como China compiten en condiciones laborales y ambientales desiguales, mientras sus productos llegan a los supermercados europeos. Nauterra, perteneciente a Calvo, Nostromo y Gomes da Costa, con sede en Carballo (A Coruña), opera con diez atuneros, además de barcos mercantes y de apoyo. La empresa emplea a unas 5.000 personas y tiene fábricas en España, El Salvador y Brasil, además de oficinas comerciales en Italia, Costa Rica, Guatemala y Argentina. En 2022 facturó aproximadamente 678 millones de euros y exporta a unos 65 países, siendo Brasil, España, Italia, Centroamérica y Argentina sus principales destinos.
En el sector conservero también hay presencia significativa de empresas con flota propia o asociada. La patronal Anfaco agrupa a unas 260 firmas del sector y estima que alrededor del 10 % cuentan con barcos propios o vinculados. Un ejemplo destacado es Jealsa, con sede en Boiro (A Coruña), líder en conservas con una facturación total de 775 millones de euros —el 78 % proveniente del procesamiento del atún— y que dispone de dos barcos propios para abastecer su producción. Además, Jealsa es accionista de Albacora y tiene fábricas en España, Guatemala, Chile y Brasil.

En cuanto al atún rojo mediterráneo, las principales armadoras son Ricardo Fuentes e Hijos (de Cartagena) y Balfegó (de L’Ametlla de Mar). Ricardo Fuentes e Hijos factura unos 378 millones anuales (datos de 2022) y da empleo a más de 900 personas; su marca «Fuentes el Atún Rojo» se comercializa en unos 40 países, siendo Japón su principal cliente. Por otro lado, Balfegó generó cerca de 86 millones de euros en 2023 y mantiene unos 300 empleos directos; exporta principalmente fresco a unos 42 países como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, España y China. La compañía planea incorporar diez barcos europeos como proveedores adicionales para la próxima campaña atunera.
Ambas empresas confían en que la próxima temporada del atún rojo será favorable debido al buen estado actual de esta especie. Sin embargo, reconocen que el mercado siempre presenta incertidumbre por la competencia global. Desde Ricardo Fuentes expresan cierta preocupación por el retraso en la acuicultura europea frente a otros continentes asiáticos —una situación que comparan con las desigualdades que enfrentan los agricultores—.
