A partir de un reciente viaje de empresa a las instalaciones de Ultimate Fishing en la Bretaña francesa, tuvimos la ocasión de pescar unas horas con sus guías en aquellas bellas y frías aguas bretonas. Sepias, calamares, espáridos y lubinas. No difiere mucho la pesca de cefalópodos a la que realizamos en nuestras aguas, a excepción del gran tamaño de los bichos que tienen por allá.

Sin embargo, con la lubina cambia el juego totalmente. Puede que para un pescador del cantábrico o de la Costa da Morte no llame tanto la atención, pero para un pescador de lubina del Mediterráneo, la manera que tienen en Francia de pescar la lubina llama mucho la atención. Y es que muchas cosas cambian: señuelos, tamaños y técnicas.

Es ahí donde tenemos un flujo enorme de información donde aprender y aplicar todo ello en nuestras aguas porque, para un pescador moderno, el aprendizaje es necesario y muy gratificante: te mejora como pescador y aumentan las capturas. ¡Ningún pescador puede resistirse a eso!

Lo que más llamó mi atención fue el tamaño habitual de algunos señuelos. Tallas que en esas aguas eran atacados con furia por la lubina y que en nuestras aguas del Mare Nostrum se utilizan para depredadores como anjovas y palometones.

¿Estamos aquí equivocados? En parte no, pues la reina de la espuma en ciertos momentos del año se alimenta de minitalla y ahí el pescador debe afinar mucho para rascar alguna picada lanzando pequeños señuelos con líneas muy finas. Pero después el pescador se ciega, le entra la vagancia y el resto del año sigue con esos mismos señuelos pensando que la lubina solo ataca a señuelos de escasa talla.

“El Mediterráneo es diferente”, suele decirse. Pero si adaptamos la manera de pescar de otras zonas que tanta efectividad tiene, nos daremos cuenta de lo equivocados que estamos. En época buena lubinera, una lubina de buen porte se lanzará antes a por un minnow de 140 milímetros que a otro de 70 milímetros.

Si aumentamos la talla de nuestros paseantes seguramente nos llevaremos una buena sorpresa ante su efectividad y el tamaño de los peces engañados. Pero igual ocurre con las aguas más norteñas donde quizá sí están más acostumbrados a un mayor tamaño de los señuelos pero sin embargo, muchos aficionados no salen del “sota, caballo y rey”.

«En la pesca uno ante todo debe ser feliz con lo que hace, si no mejor quedarse en casa».

Cuando adaptando otras técnicas y otros señuelos los resultados llegarán solos y posiblemente con más y mejores lubinas, viendo así lo equivocados que estábamos. Pero hay que innovar, tener ganas de dar ese salto para no caer en la rutina y querer aprender. Hay quien no desea dar ese paso y es muy lícito. Con lo que pesca… ya pesca. No seré yo quien culpe a nadie por ello, pues en la pesca uno ante todo debe ser feliz con lo que hace, si no mejor quedarse en casa.

Pero háganme caso y al menos denle una oportunidad al cambio, que no debe ser radical pues uno si captura lubinas es porque hace las cosas bien. Introducir en sus jornadas nuevos señuelos que, a priori, están fuera de lugar y probar nuevos movimientos y técnicas nos hará disfrutar más.

Tenemos por costumbre fijarnos más en lo que viene de los pescadores de Japón o, incluso, de Estados Unidos, y nos olvidamos de lo que se hace más cerca con mucho éxito. Eso sí, tomamos como referencia lo que algunos “gurús” de YouTube de nuestro país nos quieren vender y ya nos olvidamos de entrar en un comercio de pesca y ver, según nuestro criterio, qué señuelos nos pueden funcionar en nuestra zona.

«Internet es un arma de doble filo».

Probar cosas nuevas bajo nuestra experiencia: Eso es crecer. Internet es un arma de doble filo pues cualquiera nos puede convencer con su verborrea de que ese señuelo que ni siquiera ha tocado el agua se mueve de maravilla y pesca lo que no está escrito. Por desgracia, eso cala en muchos aficionados y los buenos vídeos con contenido de calidad donde el pescador aprende, quedan un poco más en segundo plano porque al pescador de este país nadie le tiene que enseñar a pescar… Ya lo sabe todo. ¡Cambiemos el chip! Ya verán que gratificante.

Aprender, probar, innovar, atreverse… esa es la clave. Seguir y seguir… aprendiendo.

Toni Martínez Cardenete