Unas de las ventajas que he descubierto cuando pescas en dos países completamente diferentes a lo largo del año, es la cantidad de técnicas dispares que puedes utilizar para pescar a un determinado depredador.
Cierto es que la técnica más popular para la pesca de calamares hoy en día desde costa es el Eging. Pero llevo desde el 2008 practicando esta técnica tanto en España como en el Reino Unido y, por ejemplo, en el Reino Unido la técnica más popular es el corcheo (boya y señuelo) o el jigging (pesca vertical desde espigón) para pescar cefalópodos. Mientras que en España, aunque lleven muchísimos años pescando calamares a boya, solo una minoría practica esta técnica y si lo hace, utilizan cebo muerto como el jurel o la sardina licrada.
Pero hoy os quiero hablar de una técnica relativamente nueva para pescar calamares, que la llevamos practicando en Inglaterra desde el 2019.
La pesca a mosca
No puedo decir que sea la técnica más efectiva a la hora de pescar clamares, pero sí es una experiencia realmente fascinante que recomiendo a todo aficionado a la pesca a mosca. Sobre todo cuando es a calamar visto, que en Inglaterra suele pasar en la temporada de primavera, cuando el calamar se acerca a la costa a procrearse y dejar las huevas literalmente a escasos metros de la orilla, dejándose ver mientras nadan a pocos centímetros de la superficie muy cerca de donde estamos situados.
En la temporada de invierno el calamar Loligo Forbesii y Loligo Vulgaris se acercan a la costa. Aun jóvenes, agresivos, glotones no, lo siguiente… voraces, ya que se acercan a las orillas para alimentarse por lo que la actividad desde Octubre hasta mediados de Diciembre es frenética.
Por ello usamos una línea WF8i, de hundimiento intermedio para agua salada y una caña para la pesca a mosca tamaño 8. A la hora de elegir los señuelos, normalmente los hacemos nosotros mismos. Antes utilizábamos los Naory SH 1.0 o como muy grande un señuelo Yamashita tamaño 1.5, lamentablemente el cuerpo terminaba por rajarse tras los impactos contra las piedras, así que optamos por hacerlos nosotros mismos que nos sale muchísimo más económico y los cuerpos no se parten.
Solemos pescar con ninfas cuando sabemos que el calamar está en el fondo, sobre todo en marea baja que los calamares suelen estar buscando el pez pasto entre las rocas y también en marea alta para poder abarcar más profundidad a la hora de buscarlos. Con mosca ahogada lo hacemos cuando el calamar está a escaso metro bajo el agua, que suele suceder dos horas después de la marea alta (en el Reino Unido) o cuando pescamos el calamar a pez visto durante el día, ya que en primavera, el calamar se pesca generalmente por el día y se les ve paseando por la superficie del mar, literalmente hablando.
Siendo Cuba el destino por excelencia de pesca a mosca en el mar, yo diría que el Reino Unido es el destino por excelencia de pesca de calamares a mosca.
Acostumbramos ir a playas con orillas de piedras redondeadas (guijarros) y fondos arenosos con alguna roca, no nos gusta pescar con luz artificial, por lo que buscamos zonas aisladas donde la presencia de la negrura de la noche es absoluta. Un silencio interrumpido por el meneo de las esféricas piedras empujadas por el vaivén del agua cristalina, junto con el soniquete del hilo rozando las anillas de la caña… es sin duda un momento celestial.
Tras dejar llegar el “egi mosca” al agua, dejaremos una deriva controlada con tensión, permitiendo que la ligera corriente trabaje nuestro egi, así de sencillo. Jugamos en zonas donde al no haber otros pescadores, la posibilidad que cojamos un calamar es realmente grande. Cabe explicar que las zonas a las que acudimos a pescar cefalópodos, ya sabemos de antemano que sí o sí hay calamares. Fuera de temporada de calamares, cuando baja la marea, siempre nos fijamos si hay algunas sacas de huevas de calamar cerca de la orilla. Una vez localizadas, las anotamos en nuestras libretas con las coordenadas y solo toca esperar unos meses para volver a la zona y disfrutar el momento.
En la técnica de pesca de calamares a mosca, no existe la palabra “jerk”, aquí paseamos el señuelo suavemente y despacio cerca del fondo, a la espera de sentir una presión uniforme en la línea con el consiguiente arqueo parabólico de nuestra caña. Es ahí cuando nos damos cuenta que el calamar se ha sentido atraído por la sutil trayectoria de su depredador y ya no hay vuelta atrás para él. El depredador pasa a ser la víctima, y la víctima pasa a ser el verdugo.
La señal que estábamos esperando, mi compañero enciende su frontal y nos indica que el calamar ya está enganchado “squid is on”. Nosotros encendemos nuestros frontales para admirar la belleza del momento, el arqueo parabólico de esa caña alzada por encima de sus hombros con una mano, mientras con la otra va recogiendo hilo. No tardamos mucho en escuchar el primer sifón de tinta con ese sonido tan peculiar… “squirt”… y ya tenemos el primer calamar de la temporada a mosca.
Invito una vez más a todos los amantes de la pesca a mosca que lo prueben. Si van a playas de arena, cualquier señuelo Yamashita tamaño 1.0 a 1.8 hará muy bien el trabajo. Sin embargo, si van a playas donde la ausencia de arena es suplantada por rocas o guijarros les recomiendo que se hagan sus propios señuelos o tengan mucho cuidado cuando ejecuten el “fly casting” para que el señuelo no golpee la superficie rocosa y acabe quebrando el cuerpo de plástico.
Mucha tinta para todos y hasta la próxima.
Texto: Román Gancedo Fotografías: Mike King / Fins&Forks