Cuando hablamos del popping, al pescador se le vienen a la mente escenas de pesca en el trópico, en aguas esmeraldas repletas de GT’S, barracudas, tarpones, meros… depredadores explosivos que muestran su agresividad en plena superficie destrozando los poppers que maneja el pescador.

Pero en nuestras aguas también podremos pescar de tal manera, aunque como es obvio, cambiando unos depredadores por otros. Pero como vamos a ver, los bichos a los que daremos “caza” nada tienen que desmerecer a esos otros de aguas lejanas.

¿Qué es el popping?

Primero diferenciaremos el popping del simple hecho de pescar con este señuelo, pues nada tiene que ver tentar al black-bass, a la trucha o a la lubina con pequeños poppers, donde moveremos estos señuelos de distintas maneras y seguramente más sutiles, que la pesca de un gran atún rojo con un popper de 15 centímetros.

Eso sí entra en la categoría. Y es que la pesca a popping se basa en la búsqueda de grandes piezas utilizando equipos pesados y poppers de gran tamaño (por encima de los 10 centímetros), produciendo grandes salpicaduras (pops, splashing) y así atraer a los depredadores más grandes, especies que además muestran una agresividad tremenda cuando cazan en superficie.

Es una pesca “dura”, de gran esfuerzo por parte del pescador, pues las cañas y carretes a utilizar pueden llegar a ser muy potentes (una caña con una acción menor a 50 gramos ya no entraría en la categoría así como un carrete menor a la talla 4000), ya que pescaremos desde anjovas de un par de kilos hasta atunes de más de 50…. Pero al mismo tiempo es muy gratificante pues ver y sentir la picada de un gran depredador en la primera lámina de agua es una experiencia brutal, al pescador le tiemblan literalmente las piernas y no creo que haya otra técnica que iguale tales sensaciones. Porque no siempre es solo la picada, puede haber un “cortejo” anterior.

Ver aparecer al pez tras nuestro popper, interpretar sus reacciones cuando lo persigue sin morder, moverlo de manera adecuada con el pez a un palmo del señuelo para provocar el ataque final… momentos que ponen la piel de gallina a cualquiera y más cuanto más grande es el depredador. 

Características de un buen popper

A la hora de elegir un popper debemos tener en cuenta que no todos son iguales, aunque a simple vista nos puedan parecerlo. Hay una serie de características clave en las que tendremos que fijarnos para tener en nuestra línea un señuelo que no solo sea bonito, con un buen color que atraiga a los peces si no que se desenvuelva bien en el agua y en el aire… Coge papel y lápiz y apunta:

  • Boca cóncava de gran tamaño: Si queremos provocar grandes salpicaduras y sonoros pops, nuestro popper debe tener una boca grande, de gran tamaño y cóncava, no plana. Si la boca es plana (como la de un pencil) o es demasiado pequeña, nuestro cometido tendrá escaso éxito y los depredadores apenas se interesarán por el señuelo. Además cuanto más grande la boca, más agua agarrará y lo podremos utilizar en aguas movidas. A veces simplemente el agua un poco rizada nos puede hacer navegar mal al popper, ahí será de vital importancia un modelo que coja mucha agua y no pierda sus funciones en ningún momento.
  • Forma aerodinámica: Muy importante cuando pescamos en esos días de viento y necesitamos de largos lances para llegar a los peces o a los puntos calientes. Para ello, si la parte trasera del popper acaba en punta, mejor que mejor. Si no, una forma más alargada del señuelo será más efectiva en vuelo, que un modelo más aparatoso. Hay algunos modelos que combinan una forma estilizada con una boca más pequeña. Son modelos algo más técnicos que nos permiten popear y al mismo tiempo zambullirse bajo el agua unos centímetros creando un burbujeo muy atractivo. 
  • Peso aceptable y bien situado: El gramaje del señuelo es muy importante y no siempre se le da la importancia que merece. Si es muy ligero y encontramos aguas movidas, ese popper agarrará peor el agua y si además utilizamos equipos potentes, como requiere esta técnica tendremos el señuelo más tiempo dando piruetas en el aire y enredándose en la línea que trabajando “como dios manda”. No quiere decir que no podamos lanzar modelos de 25 gramos, pero cada cual en su lugar y momento y adecuando la potencia del equipo. Muchos pescadores se desesperan y se quejan de que su popper salta por los aires y no popea… Aquí tienes el motivo. Pero igual de importante debe ser el peso como dónde van situados los mismos. Si están fijos en el culo, mejor que mejor. Si no, hay que tener en cuenta el correcto funcionamiento de su sistema de transferencia de pesos y que éstos en el momento del lance queden bien posicionados lo más cerca posible de la cola. 
  • Alambre interior entero: Normalmente buscamos piezas grandes, a poder ser batir nuestro récord en cada salida. Estos peces pueden destrozarte un señuelo con sus mandíbulas y con la fuerza que ejercemos con nuestros equipos, doblando cañas de gran acción hasta puntos insospechados… Cabe decir que si nuestro señuelo no lleva un alambre interior en toda su longitud, el riesgo de romper un anzuelo por el punto de enganche será demasiado elevado para obviarlo. Ante peces fuertes, poppers reforzados. 
  • Grandes ojos: Es una cuestión personal pero a lo largo de los años, me han dado mejores resultados modelos con ojos grandes que otros con ojitos muy chiquititos. ¿Casualidad? Para mí en la pesca no existe tal palabra. Los depredadores atacan muchas veces a la cabeza de sus presas y un gran ojo es algo muy atractivo y facilita la mordida. 
  • Otros aspectos “menores”: ¿Anzuelos reforzados? Obvio. ¿Plástico o madera? Es indiferente y todo depende de la marca. ¿Sonajero? No es imprescindible. A veces puede ser de ayuda y ante peces muy presionados mejor olvidarlos. ¿Colores? Hay pescadores que contestarían que es indiferente pues el pez ataca desde abajo y la luz impide ver al pez el color del señuelo. Otros te dirán que sí, que ante peces que persiguen de cerca al señuelo y en días nublados pues tienen su cierta importancia. Yo me quedaría a medio camino, pues todos tienen razones de peso. 

Cómo utilizarlos:

He visto a pescadores utilizar estos señuelos como si movieran un pencil, a toda velocidad. Cada señuelo requiere de una recogida específica. Si necesitamos un señuelo para pescar muy rápido, mejor utilizar algo adecuado para ello: un minnow, un jig o el nombrado pencil. Un popper es otra cosa. Está pensado para pescar lento y levantar mucha agua, creando esos pops, ese taponeo que suena a cuando descorchamos una botella de vino o de cava… Si lo hacemos correctamente también tendremos algo que celebrar y será esa ansiada gran captura.

Así pues, no queramos correr. El popper no está hecho para ello. Calma, lancemos, uno, dos, tres pops y pausa. Otro pop, pausa… Otros tres pops seguidos y pausa… Sin prisas. ¡Que suene el tapón de cava! ¡Que salpique agua a borbotones! Dependiendo del lance sí variaremos las pausas, más o menos segundos dependiendo del grado de actividad de los peces.

Si hay poca actividad y no están muy agresivos mejor pausas un poco más largas. Los taponazos también los variaremos, ahora uno, luego tres. Luego otro… Jugando con la presa y con el señuelo pero siempre, con algo de pausa. Igual que cuando pescamos con un paseante no solemos pescar “a toda patilla”, pues con el popper hay que acostumbrarse a lo mismo. La diferencia de picadas bien valen ese punto más de calma.

Especies

En la península ibérica tenemos unos 8000 kilómetros de costa repletos de depredadores para pescar a popping, eso sin contar las Islas Baleares o las Canarias, paraísos a tiro de piedra de los pescadores peninsulares. Embarcados, en kayak o en pato o decididos a vivir una aventura extrema desde orilla… Nos esperan gran cantidad de especies dignas del aficionado más exigente.

Con un popper y el equipo en consonancia podremos pescar atunes rojos, una de las pescas más salvajes y extremas. Las grandes bacoretas no se quedan atrás y rivalizan en potencia con el gran coloso del Mediterráneo.

De hecho muchos pescadores piensan que esta especie es la más potente en relación a su tamaño. Las deportivas anjovas también nos estarán esperando, dispuestas a destrozar literalmente nuestros señuelos. El gran palometón, tan deportivo como escaso, es una joya muy buscada y todo un trofeo. Las serviolas de talla suelen cazar algo más profundas pero hay zonas donde suben sin problemas a un popper para alegría infinita del pescador.

Y qué decir de las llampugas, en especial las que visitan el archipiélago canario en determinadas fechas, accesibles a los pescadores que lanzan grandes poppers en los cantiles de roca. Una pesca con mayúsculas pues los grandes dorados son un sueño para muchos. Y luego nos podrán sorprender otras especies “menores” en tamaño, no en importancia. Esos depredadores que tampoco suelen hacerle ascos a un buen popper en algunos hot spots: grandes lubinas, barracudas, dentones o bonitos. 

Bien vale la pena lanzarse con un equipo potente a la pesca de estos grandes peces, pues el pescador vive de emociones y ya hemos visto que esta técnica está al alcance de todos y no solo en esas aguas tropicales a veces tan lejanas…

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: Toni Martínez Cardenete