Cuando el pescador busca depredadores que le proporcionen un buen grado de adrenalina al morder sus señuelos, los túnidos estarán siempre bien marcados en rojo en su agenda de pesca.

Porque la pesca se basa en buscar emociones, estremecernos con esa adrenalina que rompa de repente la paz que nos rodea… ¡Esa combinación es fantástica! 

Un amanecer bonito y apacible, el agua calmada como una balsa de aceite, una ligera brisa con aroma a mar… el pescador se encuentra en perfecta armonía con la naturaleza hasta que se rompe por el griterío de las glotonas gaviotas, charranes y los depredadores lanzando ataques a diestro y siniestro en plena superficie. Simplemente brutal. 

Los túnidos (género: Thunnus, familia: Escombridae) son depredadores perfectos para ser engañados a spinning. Tenemos a nuestro alcance una gran variedad de peces dentro de esta familia: el gran atún rojo, la albacora o bonito del norte, el bonito o sierra, la caballa, el estornino, la melva o la bacoreta. 

Peces todos ellos muy potentes que pondrán a prueba nuestros equipos de spinning y al límite al pescador, especialmente cuando busca los más grandes. 

Los mejores meses

Con estos peces el pescador está de enhorabuena pues puede ir en su búsqueda prácticamente durante todo el año. Simplemente trataremos de buscar la “carnada” como suele decirse, y ahí estarán los depredadores. 

Aunque algunos de ellos han bajado sus poblaciones y tamaños debido a la sobrepesca, por fortuna aún tendremos muchas opciones y no solo en verano que es cuando se ha asociado siempre su pesca. 

Durante las semanas de primavera el mar explota, hierve de comida (bancos de sardina y boquerón) y las pajareras ya son bien visibles (siempre cercanas a piscifactorías, desembocaduras y bocanas de puertos), con estas especies bien activas y con ganas de entrar a los señuelos. 

La calma que encontramos en el mar durante esos días primaverales, solo rota por las escandalosas gaviotas y las cacerías de los peces, contrastan bastante con el ruido y el bullicio en el mar durante el verano, donde para tener éxito fuera de las primeras y últimas horas del día, momentos estos de gran actividad, deberemos adentrarnos más millas en la costa si vamos en barca o buscar zonas rocosas con profundidad si pescamos desde costa. 

La llegada del otoño, con esos atardeceres tan mágicos y hermosos, siempre es sinónimo de alegría para el spinner. El mar vuelve a hervir y si encontramos bancos de comida, encontraremos túnidos, tanto los grandes como los nacidos en primavera ya con un tamaño que ofrecen gran divertimento. El invierno es quizá la estación más dura y complicada. 

Desde costa los bonitos darán la cara en algunas puntas rocosas de gran profundidad y en determinados días pueden formar algunas pajareras. Los grandes atunes seguirán con su actividad en las zonas donde ya no emigran. 

Señuelos

Tradicionalmente estas especies se han pescado al curricán o al brumeo. Pero a mi parecer el spinning proporciona mejores sensaciones al pescador. Siempre hay una dificultad a la hora de saber escoger el señuelo adecuado pues aunque son peces muy glotones y su pesca pudiera parecer sencilla (en ocasiones lo es), nada más lejos de la realidad, pues dependiendo de lo que estén comiendo y su grado de actividad hay que lanzar un señuelo u otro  y saber elegir el tamaño y color idóneo. 

Las decisiones que debe tomar el pescador son más enriquecedoras que no dejar caer por la borda del barco una sardina o arrastrar un señuelo y esperar aburrido… Los amantes del top water tienen en estos depredadores rivales dignos de engaño y batalla, así pues los poppers y paseantes, adecuando su tamaño a nuestros rivales serán obligados. 

Los jigs nos ofrecen gran polivalencia y tanto nos entrará un joven atún otoñal como un gran rojo. Los minnows son otra excelente opción, quizá las más “natural” gracias a su movimiento. Nos será de gran ayuda y eficacia, escoger esos minnows de tamaño contenido pero con un gran peso que nos ayude en los lances y alcanzar en ocasiones las zonas de caza o de paso. 

Los vinilos también resultan efectivos y aunque perdemos algo de lance ganamos naturalidad. Tan solo habrá que ver qué prefiere el pez, si movimientos más excitantes y nerviosos (darting) o más tranquilos (cola paddle).

Pez a pez

Atún rojo: el coloso del Mediterráneo, el gigante del Atlántico. Pocos peces encontraremos más potentes en el mar. La fiebre por el atún rojo a spinning viene de hace unos pocos años y está en auge. 

Pocas cosas en esta afición hay más emocionantes que ver comer atunes en la pajarera, destrozando molas de sardina, engullendo caballas y melvas de kilo, y ver cómo engullen tu popper. La picada y la arrancada inicial pone los pelos de punta a cualquiera y eso engancha más que cualquier droga. 

Pero este pez puede ser tan agresivo ante los señuelos como esquivo por lo que el pescador deberá “darle al coco” y en muchas ocasiones saber qué señuelo debe lanzar. Aunque el atún tiene unos periodos de actividad y de pesca bien definidos (de marzo a octubre), los pescadores del Mediterráneo llevan ya unos cuantos años con una gran felicidad, pues está más que comprobado que grandes bancos de atunes ya no emigran hacia el Atlántico y se quedan todo el año en el Mare Nostrum. 

Lo máximo es sacar uno de ellos desde costa, hazaña al alcance de cualquier pescador si nos encontramos en los puntos clave de paso (pocos, muy pocos…) y utilizamos un equipo en condiciones. 

Bacoreta: siempre son peces divertidos. Desde las pequeñas y voraces bacoretas kileras que se dan en otoño a las grandes piezas de primavera y verano. 

El pescador que ha tenido en su caña de spinning una bacoreta de entre 6 y 15 kilos sabe muy bien que la batalla que ofrece este túnido, en comparación a su peso, es casi inigualable con otra especie. 

Una costumbre que tienen en el Mediterráneo y especialmente en el Delta del Ebro y el Levante, es el ir mezcladas con grandes atunes. Ahí puede picar cualquier pez… las sorpresas están garantizadas. 

Y nunca deberemos menospreciar a este pez por el tamaño. Para las piezas que pasan de los 10/12 kilos, si no utilizamos un equipo de spinning pesado, nos hará sudar y casi siempre el pez tendrá el control de la situación… 

Además podremos pescarla con todo tipo de señuelos. ¡Qué más podemos pedir! Eso sí, son bastante más desconfiadas al morder un lure, que un atún, así que hay que afinar mucho más. Lo mejor: un pequeño y pesado minnow color sardina o rosa para las grandes y un vinilo tipo shad para las jóvenes otoñales. 

Bonito: También llamado sierra en las Islas Canarias. Un pez muy digno y el favorito de muchos. Y no siempre necesitaremos una embarcación para su pesca como ocurre con otras especies. El bonito es un pez agradecido, muy peleón y generalmente abundante en zonas de profundidad (espigones y costas rocosas). 

Entra con mucha decisión a los señuelos (poppers, jigs, minnows, vinilos tipo slug…) pues es un pez que siempre se mueve en busca de comida y cuando no forma escandalosas pajareras lo podremos encontrar a medias aguas persiguiendo bancos de alevines. 

Suele estar activo todo el año, aunque dependerá de las zonas. Hay lugares muy buenos en invierno como la Costa Brava catalana, y sin embargo en otras costas no los verán hasta el fin del verano y la llegada del otoño. En las Canarias es un pez muy querido y perseguido durante todo el año. 

Melvas y estorninos: hablar de estos peces es sinónimo de diversión garantizada, aunque casi exclusivamente para el pescador embarcado pues no se acercan demasiado a la costa para ponerse a tiro de caña. 

Les gusta nadar en grandes bancos y acosar molas de sardina en aguas abiertas y profundas. El estornino es a menudo confundido con la caballa pero tiene claras diferencias: color del dorso menos atigrado y más irregular, costado y zona dorsal amarillentas con manchas negras. 

Su tamaño es más que respetable (pueden pasar los 30 centímetros y el kilo de peso) para doblar bien las cañas de spinning y aunque hay pescadores que detestan esta especie, el que busca solo diversión no dejará de querer lanzarle un efectivo jig o pequeño minnow

En superficie son terriblemente agresivos ante un pequeño popper o paseante. La melva es otro cantar… este túnido puede ser tan abundante en primavera y otoño como raro. Es un pez con altos y bajos en sus picos poblacionales. Forman escandalosas pajareras, en ocasiones en puntas de espigones, y aunque no son tan confiadas como otros túnidos, sí pueden ser muy agresivas ante todo tipo de señuelos. 

La pelea es impresionante para un pez que no suele pasar de los 50 centímetros. Muchas veces el pescador más novel la confunde con la bacoreta. Ésta tiene unas características manchas negras en la zona ventral que la diferencian claramente de la melva.

Como hemos visto la diversión y la adrenalina se disparan con estos depredadores. Algarabía en el mar, alegría para el pescador. ¡Buena pesca!

Texto y fotografías: Toni Martínez Cardenete

Instagram: @toni_martinez_cardenete

Youtube: Master Pesca