Una Cinnetic en mi maleta

Normalmente, a la hora de viajar, si te pasa como a mí, si compartimos la pesca como pasión sabrás que nuestro problema a la hora de hacer la maleta y pensar en el equipaje no es el de… ¿qué ropa llevaré?, ¿hará frío, calor?. Nuestro rum rum en la cabeza es el de… qué señuelos llevaré, qué carrete y los más importante, la caña.

Hasta la fecha, llevar mis cañas por el mundo siempre había sido un quebradero de cabeza. Después de quejarme mucho sobre esto, ya que viviendo en Canarias coger un avión es obligatorio (ya me gustaría a mi coger el coche y poder recorrer la costa peninsular) me dejaron una Cinnetic Raycast Travel Slim de 4 tramos de acción 5/25.

¿Una caña travel? Para mi era algo totalmente nuevo, nunca había tenido una en mis manos, por ello, inicialmente me creó algo de desconfianza. Aunque esta desconfianza solo duró el tiempo que tardé en montarla porque cuando comencé a lanzar lo noté.

Una absoluta maravilla, la acción y la rigidez era muy similar a mi caña principal. ¡Pues decidido! Muy pronto se me presentaba un viaje en familia a Galicia y esta caña era la mejor de mis opciones. Y lo mejor de todo, me cabía perfectamente en la maleta.

Llegó el día, tras un vuelo directo llegue a tierras gallegas, y como supuse gracias a su forro semirrígido, la caña llegó en perfectas condiciones, sin pensarlo cogí mi Stella 2500 y la Cinnetic y fui desde embarcación a reconocer los spots cercanos a los que podría acceder. 

En esta primera salida, logré capturar un par de caballas de buen tamaño, haciéndome disfrutar de la caña sin hacerme recordar en ningún momento que se trataba de una caña travel. En el segundo día de pesca, decidí testar una zona desde costa, era una zona aparentemente de fondo mixto y podía observar bastante pez pasto. Decidí probar con vinilo primero y una cabeza de 20 gramos, dando como resultado dos capturas seguidas.

Dos preciosas «robalizas», haciéndome ver en todo su esplendor la curvatura de la caña y a su vez la firmeza que me dio a la hora de clavar. Tras un tiempo de inactividad, decidí bajar el gramaje a 3,5 gramos, de esta forma estaba poniendo a prueba la sensibilidad de la caña por debajo del gramaje recomendado, para mi sorpresa no solo lanzaba bien, sino que podía darle movimiento perfectamente a tan poco peso, y gracias a esta reducción poder producir otras dos capturas. Nuevamente dos lubinas que fueron el broche final de la jornada y del viaje.

A la vuelta a Tenerife, nuevamente confíe en el forro semirrígido sin añadirle ninguna protección extra y para mi sorpresa había llegado en perfectas condiciones.

Tres jornadas no serían suficientes para poder testar esta caña al máximo, días más tarde, en mis aguas, decidimos seguir probando la caña. En este caso, mi compañero Héctor, decide lanzar un jig de 25 gramos, tras unos lances consigue sacar un pequeño ejemplar de aguja, suficiente para hacerle disfrutar al máximo gracias a la sensibilidad de la caña. Al igual que yo, quedó enamorado, ambos deseosos de poder probarla con nuestros favoritos desde costa los sierras.

En definitiva, tras varias jornadas, nuestra conclusión es: 

Una caña rígida, pero a la vez sensible, que nos permite sentir hasta el más mínimo roce. Muy fácil de transportar. Gracias a sus 4 tramos podrás llevarla a cualquier lado. La acción es hasta 5/25 gr. Aunque el fabricante nos recomienda lanzar un máximo de 20gr, bajo mi punto de vista podremos lanzar los 25 gr sin problema, la caña lo resistirá sin ninguna duda.

¿Nos serviría como caña principal no solo para viajes? Sí, es una caña que nos hará disfrutar de cada jornada igual que una caña de dos tramos.

Eduardo Escobar.