¿Alguna vez os ha pasado que os recomiendan un señuelo “letal” y cuando os hacéis con él y lo usáis no os da ningún resultado? A mi también, y doy por hecho que os ha pasado porque es inevitable.
Vivimos en España, un país bañado por varios mares e incluso océanos, con orografías totalmente diferentes, zonas de playa, acantilados, estuarios, etc. y para colmo, con climas muy distintos. Es por eso que la información, a no ser que sea muy concreta, es difícil de asimilar y poner en práctica. Un nombre de un señuelo, aunque nos especifiquen para la especie que funciona, realmente nos dice poca cosa.
Ahora, sabiendo esto, pongámonos en la situación que realmente nos interesa, la pesca a light rockfishing en el norte de España, y para concretar más, Asturias.
Cuando comencé a pescar a esta modalidad lo hice por un simple motivo, las capturas de peces grandes escaseaban y yo quería acción. De aquella no tenía mucha experiencia en la pesca en mar, y tampoco había mucha información, así que me tocó experimentar.
Lo primero que hice fue comprarme un equipo, fui a las tiendas de mi ciudad y pedí una caña. Para mi sorpresa solo encontré un modelo, acción 1-7 gramos, a la que monté un carrete tamaño 1500. Además, me hice con unos cuantos vinilos, realmente me hice con lo que encontré, como digo, no estaba aún en auge esta modalidad.
Los primeros escenarios en los que disfruté de capturas fueron los puertos, y realmente con ese equipo no notaba ninguna carencia, pero a medida que las capturas aumentaban, también lo hacía mi necesidad de nuevos retos, y fue al meterme en los pedreros cuando me di cuenta de que el equipo se quedaba corto, ¡necesitaba más!
EL EQUIPO
Yo lo tengo claro, no entraré en tipos de acción ya que puede ser algo más personal, e incluso relacionado con la especie buscada, pero para mi lo ideal es una caña que mueva bien señuelos de 5 a 10 gramos y medida en torno a los 2,40 metros.
El motivo de mi elección es sencillo, el 90% de las capturas que vamos a tener son lubinas, pintos y maragotas, con un tamaño comprendido entre los 20 y los 40 cm. Lógicamente son las especies a buscar, y para disfrutarlas al máximo esa acción va genial, además para poder sortear las piedras y las olas que tenemos normalmente en el norte esos 2,40 metros nos van a ayudar mucho.
He probado acciones distintas, por abajo considero que nos quedamos cortos, no tanto por la pelea con el pez, si no por el gramaje de los señuelos que necesitaremos usar, con menos de 4 gramos la mayoría de las veces no seremos capaces de hacer trabajar el señuelo. Y con acciones por arriba creo que se pierde un poco la esencia de esta pesca, aunque he de reconocer que una de mis cañas es 1-20 gramos y a día de hoy la sigo usando y disfrutando.
En cuanto a los carretes el ensayo y error me ha llevado ha comprender que el mejor tamaño para pescar en mi zona es el 2500 por varios motivos. Equilibrio, potencia y capacidad de lance.
Con este conjunto que acabo de nombrar podría pescar en cualquier escenario de la costa de Asturias, siempre y cuando, las condiciones meteorológicas lo permitan. Aun así y sabiendo que los tiempos no están para derroches innecesarios, lo ideal sería tener varios equipos lo más adecuado posible a la especie/situación que vayamos a pescar.
LOS SEÑUELOS
Aquí entramos en lo que más nos suele gustar gastar el dinero a los pescadores, nuestros queridos señuelos, que en muchas ocasiones nos pescan más a nosotros que a los peces. Y es que, afortunadamente, tenemos un abanico de posibilidades increíble: duros, blandos, de superficie, articulados, etc.
Comenzando por el peso, la mayor parte de la veces usaremos señuelos comprendidos entre 4 y 8 gramos, con tamaños entre los 4 y 9 cm, aunque dependerá mucho de las condiciones en las que estemos pescando. No es lo mismo pescar en un pedrero con el mar como un plato que lanzar a unas espumas algo movidas.
Si buscamos peces de roca, como los pintos y maragotas anteriormente nombrados, el señuelo estrella será el vinilo.
Tenemos varias opciones, las gambitas montadas con cabeza de darting en torno a los 5 gramos, que moveremos con tirones de puntera para que hagan un movimiento que yo describiría como zigzag errático. Las usaremos sobre todo cuando notemos bastante actividad.
Otro tipo de vinilo que funciona sobre todo cuando los peces están menos activos es la imitación de pez con montaje texas. Es un tipo de señuelo muy polivalente ya que se puede usar en distintas capas de agua, aún así lo que mejores resultados me ha dado es rascar fondo con recogidas lentas y pequeños tirones.
Si lo que vamos a buscar son lubinas, optaremos más por señuelo duro, aunque también funcionan bien algunos tipos de vinilos.
El señuelo por excelencia para pescarlas es el jerkbait duro, con tamaños cercanos a los 9 cm. Para ellas no suelo usar muestras de menos de 6 cm ya que es un pez voraz, con una boca de un tamaño aceptable, y una lubina que no sea capaz de embocar un artificial de ese tamaño no me interesa. Para sacarles el máximo partido me gusta usarlos con recogidas lineales, combinadas con paradas, para después darle un par de tirones y que hagan el famoso jerking.
Cuando la mar nos lo permite y en momentos clave, como son el amanecer y el atardecer, mi señuelo favorito es sin duda el paseante. En cuanto al tamaño podemos aplicar lo mencionado con los jerks. Colores naturales y playa de cantos rodados en verano es sinónimo de diversión.
Por último, hay que hacer mención al vinilo tipo lanzón, una golosina que no suelen dejar pasar las lubinas. A pesar de que tenemos infinidad de modelos en el mercado, todos los que he podido probar me han dado resultados en recogida lineal combinando como mucho con algún tirón. El lugar exacto donde meter este señuelo es en las espumas, sin dejar que se hunda en exceso.
Como ya dije, las opciones son prácticamente infinitas y no puedo nombrarlos todos, pero un buen pescador lleva consigo una buena variedad de señuelos, paseantes hundidos o, por ejemplo, jigs para pescar en zonas profundas, son también imprescindibles en nuestra caja.
EN RESUMEN
Hay infinidad de variables que van a condicionar nuestra pesca, sea la modalidad que sea, y debemos adaptarnos lo mejor posible a ello. Aun así, siempre existe un punto más o menos intermedio entre lo que se necesita y lo que podemos o queremos conseguir.
Lo más importante en el rockfishing es la diversión, por eso al escoger el equipo tendremos en cuenta el tamaño y especies que buscamos. Al final, algo demasiado fácil y sin riesgo nos va a quitar parte del disfrute.
Por último, me gustaría recordar que los peces que estamos pescando son pequeños y deberemos extremar las precauciones a la hora de manipularlos, ese pequeñín que sacas hoy puede ser el pez de tu vida el día de mañana.
Rubén Hierro